Las alas
– El hecho de pensar es una adaptación al medio como cualquier otra, menor que la de tener alas, por señalar alguna –añadió–. El pensamiento nos ha servido a nosotros para construir aviones y los pájaros no necesitan pensar para volar. Puestos a escoger entre el pensamiento y las alas, yo me hubiera quedado con las alas.
Yo no. Y ella, en realidad, tampoco. Pero la idea era original y hermosa, y eso era lo único que contaba en tanto tuviéramos la ciudad a nuestros pies, alumbrada por las llamas de los revolucionarios.
– ¿Y las teorías? ¿Y la cultura? ¿Y la civilización? –le demandé.
– Vistas desde lejos, no son más que un sinnúmero de trastos inoperantes. Vistas de cerca, una prolija colección de vanidades. Todas acaban en nada y, mientras duran, ninguna de ellas sirve para volar.