La mujer triste
Entre los invitados de la fiesta,
hay cierta mujer dolorida y triste
que se mueve, conversa, sonríe e insiste
en alternar como si nada en esta
expresiva convención de alegría
en la que obviamos la dificultad
y abusamos del vino y la amistad
para negar, al menos por un día,
el dolor de existir. Cree que está sola.
¡Si encontrara a alguien que me comprendiera!,
se dice. ¡Si en el caprichoso abismo
de mi lúgubre y áspera vida una ola
amiga arrastrara el dolor afuera!
No sabe que a mí me pasa lo mismo.
Juan Bosco Castilla