La tía Teresa (fragmento)
A la tía Teresa, su sobrino le parecía el interlocutor perfecto: sabía escuchar, no hablaba más de lo necesario, estructuraba perfectamente la exposición, llegaba a las profundidades de las ideas y veía matices que pasaban desapercibidos para los demás. Hablando con él había sentido muchas veces un regusto agradable, la rara sensación de bienestar del que es comprendido o la emoción del que recibe claramente pensamientos e ideas nuevas.