Carbonero, el periodista (fragmento)
Y si eso era cierto en general, lo era más para profesionales como Carbonero, poco acomodaticios, nada corporativos, que siempre hallan los propósitos reales tras el significado aparente del discurso político, que exploran donde otros y encuentran lo que nadie, que limpiamente sacan a luz los hechos más oscuros aun a riesgo de dejarse el pellejo en el intento y que, a pesar de poder alcanzar el reconocimiento público y la gloria con noticias exclusivas, prefieren morderse la lengua mientras no las hayan confirmado, incluso aunque estén seguros de su fuente, incluso a riesgo de que otros menos remilgados se las pisen, porque piensan que sólo la verdad comprobada es verdad auténtica y que la verdad a secas es pura especulación, porque ellos no sirven a su vanidad ni a los intereses editoriales ni tienen otro objetivo que la información verdadera, sin soberbia y sin dogmas, puesta al servicio único de los ciudadanos y, en consecuencia, de la democracia, de la cual son valedores principales, cuando no sus únicos garantes.