Los amanuenses
Mientras caminábamos por el pasillo, vimos por una puerta abierta una gran sala cuyas paredes estaban cubiertas de estanterías con volúmenes diversos que en realidad eran ediciones distintas de la misma obra y a varios hombres y mujeres, algunos de ellos muy viejos, copiando en cuartillas el libro del Libertador sobre una mesa larga y estrecha.
–Nuestras imprentas están estropeadas. No queda más remedio que hacerlo a mano –me aclaró la Loba.
Aquellos amanuenses eran delincuentes o fugitivos condenados a la única pena distinta de la muerte que existía en la parte liberada del valle, cuyo nombre oficial –obvio es decirlo– era Libertad, aunque antes se llamaba La Arádica, denominación con la que era conocido aún en los pueblos no liberados. De esa forma, «Libertad» de «Libertad» de «Libertad» era el nombre de un individuo cualquiera de aquel pueblo de aquel valle.