El Libertador
El sol del mediodía invadía la estancia por nuestra izquierda y daba sobre la mesa en la que el Libertador no tenía más papeles ni más objetos que un libro abierto.
–Acercaos, acercaos –nos dijo el líder revolucionario con voz temblorosa.
Lo hicimos. Delante de él, flotaban miríadas de motas de polvo en las que se reflejaban los rayos de sol.
–Así que venís de fuera –continuó al tenernos más cerca–. Afuera todo es terrible, y no me refiero solo a la geografía: fuera de nuestras inquietudes, de nuestro grupo, de nuestra cultura, de los que son como nosotros. La luz de la razón, que siempre viene de fuera, es tildada de terrible por los insensatos. Las rejas son una protección para los pájaros criados en cautividad y la libertad su condena a muerte.
Hizo un silencio para que sus ideas penetraran paso a paso en nuestro entendimiento y prosiguió:
–Todo eso viene en este libro.